Los problemas con la
escritura se pueden presentar a dos niveles: en la escritura con palabras o en
la redacción-composición, aludiendo a problemas en los niveles superiores de
organización de ideas para la composición escrita.
Definición: La disgrafía
es una dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo, en niños
que son normales desde el punto de vista intelectual y que no sufren
deficiencias neurológicas severas. Esta dificultad impide dominar y dirigir el
lápiz para escribir de forma legible y ordenada.
La escritura disgráfica
suele ser parcialmente legible, ya que la letra del estudiante puede resultar
muy pequeña o muy grande, con trazos mal formados. El disgráfico no puede
respetar la línea del renglón ni los tamaños relativos de las letras, ya que
presenta rigidez en la mano y en su postura. Incluso hay veces en que escribe
en sentido inverso, de derecha a izquierda.
Por otra parte, los
disgráficos no pueden escribir a velocidad normal. Por eso, los especialistas
recomiendan no presionar a los niños afectados exigiéndoles mayor prisa.
Como características
disgráficas se señalan dos tipos de síntomas relacionados. Los primeros,
denominados signos secundarios globales, comprenden la postura inadecuada,
soporte incorrecto del instrumento (lápiz, bolígrafo, etc.), mala presión del
mismo o velocidad de escritura excesivamente rápida o lenta. Por otra parte,
los síntomas específicos, ponen su atención en elementos del propio grafismo
como gran tamaño de las letras, letras inclinadas, deformes, excesivo espaciado
entre letras o muy apiñadas, enlaces indebidos entre grafemas, letras
irreconocibles y, en definitiva, texto de difícil comprensión.
Para el establecimiento
del diagnóstico de la disgrafía es necesario tener en cuenta el factor edad,
dado que este trastorno no empieza a manifestarse hasta después de haber
iniciado el período de aprendizaje (después de los 6-7 años). No es adecuado el
diagnóstico si se realiza antes de la edad indicada.
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