Como señala Crystal, el término “disfasia infantil” se aplica por regla general a “los niños que, por alguna razón, han fracasado totalmente en el desarrollo del lenguaje, que lo han hecho sólo parcialmente o que se han desviado del curso normal (de tal desarrollo)”. Más concretamente suele afirmarse que se trata de casos en los que la alteración en el desarrollo lingüístico no puede atribuirse a causas obvias como la sordera, el retraso mental, alguna dificultad motora grave o desórdenes emocionales o de personalidad.
Desde un punto de vista educativo, clínico y científico, resultan poco
útiles, y son preferibles los intentos de definir la disfasia infantil en
base a un conjunto de manifestaciones o alteraciones, lingüísticas y/o no
lingüísticas, que pueden ser observadas y descritas objetivamente. Sin embargo,
no todos los autores están totalmente de acuerdo con esto. Crystal por ejemplo
opta por una definición muy restrictiva de la disfasia. En su libro de 1983
identifica únicamente como disfásicos aquellos casos en los que la alteración o
retraso del lenguaje afecta el ámbito de la gramática y la semántica,
pudiéndose manifestar también en el lenguaje escrito de los sujetos, pero en los
que no se observarían alteraciones en otros procesos psicológicos.
Describiremos en primer lugar las principales manifestaciones lingüísticas
y en segundo lugar algunas manifestaciones no lingüísticas.
Puede
aparecer en otras patologías la deficiencia mental, sordera, autismo o psicosis
que puede ir acompañado de otras alteraciones lingüísticas, como alteraciones
de la comunicación, falta de desarrollo del juego, problemas de memoria,
atención, hiperactividad, etc.
Existen dos tipos de manifestaciones:
- Manifestaciones lingüísticas.
- Manifestaciones no lingüísticas.
Existen dos tipos de manifestaciones:
- Manifestaciones lingüísticas.
- Manifestaciones no lingüísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario