miércoles, 30 de mayo de 2012

Retraso Simple del Lenguaje (RSL). Síntomas.

Éstos son los síntomas que aparecen en los siguientes componentes cuando hay un RSL:



EXPRESIÓN:

1) A nivel fonológico;

- Habla infantilizada, con omisión de consonantes y sílabas iniciales.

- La estructura silábica es V (vocal), C (consonante)-V, y no realiza C-C-V, o V-C

- El grupo más afectado suele ser las fricativas, reduciéndose en algunos casos a las producciones /p/, /m/ y /t/.

- Omisión de consonantes inversas y semiconsonantes en diptongos.

- Ausencia de la vibrante múltiple.

- Sustitución de /s/ por /t/.

- Repetición de primeras y últimas sílabas (reduplicaciones).

2) A nivel semántico;

- Vocabulario reducido a objetos del entorno. Léxico pobre.

- Problemas en la adquisición de conceptos abstractos (colores, formas y espacio-temporales).

3) A nivel morfosintáctico;

- Lenguaje telegráfico.

- Desorden en la secuencia normal de la oración.

- Número reducido de términos en la frase.

- Dificultades en la utilización de artículos, pronombres, plurales y alteración en la conjugación de los tiempos verbales.

- La mayoría de las frases son coordinadas con la partícula "y". No producen subordinadas.

- Uso abusivo del "yo".

4) A nivel pragmático;

- Alteración de la intencionalidad comunicativa.

- Predomina la utilización del lenguaje para: denominar, regular la conducta y conseguir objetos.

- Presenta dificultades para atribuir cualidades a los objetos y preguntar.

- Escasa utilización del lenguaje para relatar acontecimientos y explicarlos.

- Apenas utiliza el lenguaje en la función lúdica o imaginativa.

- Tendencia a compensar la expresión verbal deficiente con mímica y gestos naturales.



COMPRENSIÓN:

La comprensión aunque, aparentemente puede ser normal, es aproximativa y contextual, comprendiendo mal las nociones abstractas, con dificultades, por ejemplo, para relatar hechos.

Retraso simple del lenguaje (RSL)


El RSL es una disfunción que suele afectar a más de uno de los niveles del lenguaje, siendo la fonología y la sintaxis los más afectados. Un niño con RSL, presenta un retraso en la aparición o en el desarrollo de todos los niveles del lenguaje (fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático), que afecta sobre todo a la expresión y, en menor medida, a la comprensión, sin que esto se deba a un trastorno generalizado del desarrollo, ni a un déficit auditivo o a trastornos neurológicos, es decir, el retraso simple se da en niños que no presentan ningún tipo de patología (enfermedad), pero que por cualquier circunstancia tardan más tiempo en alcanzar la comprensión del lenguaje.

Parece ser que se da más en niños con bilingüismo.

La aparición del lenguaje y la expresión del mismo son más tardías de lo habitual, y se desarrolla lentamente y desfasada con respecto a lo que cabe esperar de un niño de esa edad. El diagnóstico para esta disfunción se debe realizar entre los 2 y los 6 años puesto que es la edad en la que el niño ya ha comenzado su aprendizaje.



Sintomatología que presenta:

-   Generalmente, el retraso del lenguaje viene asociado con una inmadurez (prematuridad, por ejemplo) generalizada, que afecta a la coordinación psicomotriz, dificultades en la estructuración temporo-espacial, a veces esta inmadurez afecta psicoemocionalmente apareciendo una baja autoestima o sentimientos de inferioridad.

-   Existe un ligero retraso motor en movimientos que requieren una coordinación fina: retraso en la expresión gráfica, retraso en el establecimiento de la dominación lateral.

-   Dificultades en aspectos del desarrollo cognitivo: relación pensamiento/lenguaje y memoria/atención. Debido a esto, aparecen dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura y otros aprendizajes escolares.

-   Problemas psicoafectivos: baja autoestima, dificultades en las relaciones con los iguales (inhibiciones).

-   Puede haber predisposición hereditaria, factores neurológicos (disfunción cerebral mínima), factores socioculturales (niveles familiares socioeconómicos y educativos bajos), factores afectivos y relacionales (actitudes sobre protectoras, o rechazos familiares, etc,...) o un modelo lingüístico pobre, insuficiente o inapropiado.

 

Intervencion directa en las dislalias.

Intervención directa

Orientaciones generales para la intervención directa

  1. Enfoque pluridimensional. Este ha de tener un doble sentido, por una parte hemos de tener en cuenta, no sólo el problema de pronunciación, sino el lenguaje en su conjunto y al niño en su totalidad y por otra hemos de partir siempre de la colaboración con el resto de los profesionales que inciden en la educación del niño
  2. Conveniencia del tratamiento precoz. Progresivamente los órganos articulatorios van perdiendo plasticidad. Es más fácil corregir un rotacismo a los 6-7 años que a los 10 ó 12, además la persistencia del problema articulatorio puede crear problemas de baja autoestima en el niño.
  3. Importancia de la colaboración de los padres. Si les explicamos de forma clara y sencilla lo que pueden hacer y si además participan en alguna sesión de reeducación, tendremos en ellos un apoyo muy importante sobre todo a la hora de afianzar la articulación del fonema corregido.
  4. Partir de una buena evaluación (exploración). Esto nos permitirá seleccionar los ejercicios adecuados. Carece de sentido dedicar tiempo a hacer discriminación auditiva si el niño no tiene problemas en este campo o hacer ejercicios de labios, mandíbula etc. si no presenta problemas en la motricidad de esos órganos.
  5. Elaborar un programa de trabajo: nº de sesiones, duración de las mismas, ejercicios que vamos a realizar, materiales a utilizar, etc.
  6. Explicarle al niño en que consiste el problema, lo que vamos a hacer así como el objetivo de cada ejercicio. Aunque tenga poca edad, si utilizamos el lenguaje adecuado, nos entenderá y su colaboración será mejor.
  7. Hacer una autoevaluación constante. Esto nos permitirá suprimir o variar ejercicios en función de los resultados.
  8. Intercambiar ejercicios. No debemos hacer monótona la sesión, si es necesario introducir alguna actividad lúdica.
  9. Si utilizamos algún aparato, familiarizar primero al niño con él, en este sentido es aconsejable dejarle el logofón para que juegue con él antes de empezar a utilizarlo.
  10. Buscar la colaboración del niño. Nada ayudará tanto a la superación del problema como despertar el interés del niño, no sólo en cada sesión, sino también fuera de la misma. Es importante que siga practicando él sólo, como si fuera un juego, alguno de los ejercicios que hemos realizado en la sesión.
  11. Importancia de la empatía y refuerzo positivo. Resaltar los avances, minimizar las dificultades.
  12. Si no obtenemos los resultados deseados buscar información. En este sentido la bibliográfica sobre el tema o consultar con otro profesional, nos puede ayudar a mejorar los resultados.


Estrategias a seguir en el tratamiento de cada dislalia:

  1. En función de la evaluación, seleccionar los ejercicios del tratamiento indirecto: labios, lengua, paladar, soplo, respiración, discriminación auditiva, etc. adaptados al caso.
  2. Indicar en una lámina y en el espejo el punto y modo de articulación.
  3. Seleccionar las estrategias concretas de corrección. Para cada problema de pronunciación hay algunas pautas concretas que es fundamental conocer y seleccionar a la hora del tratamiento.
  4. Buscar sensaciones propioceptivas.
  5. Una vez conseguido el fonema articularlo progresivamente en sílabas, palabras y frases.
  6. Lectura en voz alta.
  7. Lenguaje espontáneo.


Algunos materiales

Espacio físico adecuado, una colchoneta, espejo, depresores, magnetófono, materiales para trabajar: soplo, ritmo, discriminación auditiva, motricidad labial y lingual; libros de imágenes, libros de cuentos, algunos juguetes, alguna bibliografía, etc.

Aunque no tan necesarios como los anteriores, también son convenientes: logofón, espirómetro, ordenador con algunos programas y espejo de Glatzel .


Clasificación de las dislalias.

Existen muchas clasificaciones de las dislalias, nosotros hemos seguido la etiológica de PASCUAL (1988).

Dislalia evolutiva o fisiológica: Para articular correctamente los fonemas de un idioma se precisa una madurez cerebral y del aparato fonoarticulador. Hay una fase en el desarrollo del lenguaje en la que el niño/a no articula o distorsiona algunos fonemas; a estos errores se les llama dislalias evolutivas. Normalmente desaparecen con el tiempo y nunca deben ser intervenidas antes de los cuatro años, sobre todo /r/ y sinfones.

Suelen producir cierta angustia en algunos padres que creen ver en ellas un síntoma de retraso y se les debe aconsejar que hablen claro a su hijo/a, abandonando los patrones de persistencia del lenguaje infantil. La mejor intervención es convencer a la familia para que dejen esos malos hábitos.

Dislalia audiógena: Su causa está en una deficiencia auditiva. El niño o la niña que no oye bien no articula correctamente, confundirá fonemas que ofrezcan alguna semejanza al no poseer una correcta discriminación auditiva. A este tipo de alteraciones se les denomina dislalias audiógenas. El deficiente auditivo presentará otras alteraciones del lenguaje, fundamentalmente de voz y el estudio de su audiometría nos dará la pauta sobre la posible adaptación de prótesis. La intervención irá encaminada básicamente a aumentar su discriminación auditiva, mejorar su voz o corregir los fonemas alterados e implantar los inexistentes

Dislalia orgánica: Las alteraciones de la articulación cuya causa es de tipo orgánico se llaman dislalias orgánicas.

Si se encuentran afectados los centros neuronales cerebrales (SNC) reciben el nombre de disartrias y forman parte de las alteraciones del lenguaje de los deficientes motóricos.

Si nos referimos a anomalías o malformaciones de los órganos del habla: labios, lengua, paladar, etc. se les llama disglosias.

Dislalia funcional: Es la alteración de la articulación producida por un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. El niño/a con dislalia funcional no usa correctamente dichos órganos a la hora de articular un fonema a pesar de no existir ninguna causa de tipo orgánico. Es la más frecuente y sus factores etiológicos pueden ser:




Falta de control en la psicomotricidad fina. La articulación del lenguaje requiere una gran habilidad motora. Prueba de ello es que aquellos fonemas que precisan un mayor control de los órganos articulatorios, especialmente de la lengua, son los últimos que aparecen ( /l/, /r/ /r/ y sinfones).

Déficit en la discriminación auditiva. El niño/a no decodifica correctamente los elementos fonémicos de su idioma y no percibe diferenciaciones fonológicas del tipo sordo/sonoro, dental/velar, oclusivo/fricativo, etc., produciendo errores en la imitación oral.

Errores perceptivos e imposibilidad de imitación de movimientos.

Estimulación lingüística deficitaria. Ello explica la frecuencia de dislalias en niños/as de ambientes socioculturales deprivados, abandonados, en situaciones de bilingüismo, etc.
De tipo psicológico: sobreprotección, traumas, etc, que hacen persistir modelos articulatorios infantiles.

Deficiencia intelectual. Las dislalias son un problema añadido a los del lenguaje del niño o la niña deficiente. Su corrección hay que plantearla a más largo plazo, es más lenta y estará condicionada por su capacidad de discriminación auditiva y su habilidad motora.

Cuando nos referimos a la dislalia habitualmente se refiere a la dislalia funcional y los tipos de errores más habituales son: sustitución, distorsión, omisión o adición.

Introducción a la dislalia.

Las dislalias son alteraciones en la articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de algunos sonidos concretos del habla o por la sustitución de estos por otros, de forma improcedente, en personas que no muestran patologías del sistema nervioso central, ni en los órganos fonoarticulatorios a nivel anatómico. 
Estas alteraciones perduran más allá de los cuatro años, hasta entonces aparecen muy frecuentemente. Son las más frecuentes y conocidas de todas las alteraciones del lenguaje.

Los niños y niñas que presentan dislalias en su habla presentan:

Una presencia de errores en la articulación de sonidos del habla (Sustitución, distorsión, omisión o adición) al principio, en medio o al final de las palabras, tanto en su lenguaje coloquial como en repetición de esos sonidos cuando se le da un modelo de palabra que los contenga.

Suele tener más de cuatro años.

No existe evidencia, ni diagnóstico de hipoacusia, trastornos neurológicos, deficiencia mental, ni cambio idiomático.

Uno de los casos más frecuentes en la dislalia, es la mala articulación de los fonemas r y rr, conocidos como rotacismos. Es por ello que en este post, les daremos algunos ejercicios para que puedan realizar y mejorar esta incorrecta articulación. Claro que como siempre, recomendamos la consulta con especialistas, en este caso con el logopeda o fonoaudiólogo.
 

Ejercicios para la articulación del fonema r

Para que los niños puedan mejorar la articulación de este fonema, se recomienda que realice las siguientes cosas:

-Sacar la lengua y volverla a introducirla en la boca.

-Mover la lengua arriba y abajo; y de derecha a izquierda.
-Estrechar la lengua entre los labios y posteriormente poner la lengua ancha.

-Relamer los labios con la lengua, y también los dientes inferiores y superiores, tanto por delante como por detrás.

-Conducir la punta de la lengua a las muelas superiores (ambos lados) y luego a las inferiores.

-Hinchar las mejillas con la lengua.

-Tratar de tocar a campanilla con la punta de la lengua.
 
Adicionalmente, diremos a los niños que respiren profundamente, inspirando el aire por la nariz y sacándolo lentamente mientras se pronuncia “rrrrrrrr”. También ejerciten con la imitación de palabras y sonidos que contengan la r, una buena forma es tararear con la r.
 
Ejercicios para la articulación del fonema rr

Para este fonema debemos emplear los ejercicios del fonema r, pero tengan en cuenta que la diferencia acá está en que la vibración de la lengua es rápida y continua. Adicionalmente, se debe agregar con ejercicios que vayan prolongando la r, como por ejemplo, ejercicios en el que el niño comience diciendo, re, y luego rre, rrre, o al contrario; par y luego parr, parrr.

Para la correcta articulación del fonema rr, debemos procurar que los niños emitan una r prolongada, y nosotros colaboraremos presionado un poco sus mejillas para que lleven los labios hacia delante, mientras el niño sigue pronunciando la r normal, hasta ser más parecida a una r múltiple.
 
Estos son solo algunos ejercicios para procurar mejorar este trastorno del lenguaje. Espero les sea de mucha utilidad y seguiremos con este importante tema.



jueves, 10 de mayo de 2012

Disfemia o tartamudez. Perspectivas.

Aquí estudiaremos las distintas perspectivas nombradas en la entrada anterior
Dentro de los tipos de difasia o tartamudez podemos distinguir varias perspectivas:
Perspectiva sintomatológica:
 - Tónica: caracterizada por las múltiples interrupciones ocasionadas por espasmos.
Durante las interrupciones el paciente muestra rigidez y tensión faciales. Es la que presenta
peor diagnóstico.
 - Clónica: caracterizada por las repeticiones de sílabas y palabras enteras, más
frecuentes en consonante que en vocal, más todavía en oclusivas y que se dan
mayoritariamente a principio que en medio de palabra.
 - Tónico-clónica o mixta: es el tipo más frecuente, porque resulta difícil encontrar un
disfémico puro tónico o clónico, la mayoría combinan los dos síntomas.

Perspectiva etiológica
 - Tartamudez psicológico: el origen se achaca a causas  emocionales,  afectivas, inseguridad o ansiedad del sujeto.
 - Tartamudez neurológico: causas orgánicas están en el origen del trastorno (imperfecciones en el mecanismo del feed-back auditivo, interferencias en el proceso
natural de codificación, problemas en la lateralidad.)
  - Tartamudez de tipo lingüístico: causa desencadenante el trastorno un sustrato lingüístico.

Perspectiva evolutiva:
- Fisiológico, primario o de desarrollo: caracterizado por su aparición temprana y escasa duración.
- Transitorio: cuya recuperación suele ser espontánea.
- Real tartamudeo: de tipo crónico, que se da en adolescentes, jóvenes y adultos.

Disfemia o tartamudez


Entre las diferentes alteraciones del lenguaje encontramos en esta categoría, disfemia o tartamudez, a personas que presentan un deterioro en la fluidez verbal, caracterizado por repeticiones de los elementos del habla tales como sílabas, palabras, sonidos y frases. Definiéndola así como un trastorno en la fluidez verbal.

Los síntomas que podemos encontrar son las repeticiones de sonidos y sílabas, prolongaciones de sonidos, interjecciones,  palabras fragmentadas por pausas,  bloqueos audibles o silenciosos,  circunloquios para sustituir palabras problemáticas,  palabras producidas por un exceso de tensión física, repeticiones de palabras monosilábicas. El ritmo del habla es acelerado, aparecen disartrias (sustituciones y omisiones) según la velocidad del habla y clones de sílabas o palabras. Al contrario que en el tartamudeo, no aparece la evitación y el miedo ante lugares en que se debe hablar (logofobia) y suele haber una mejor expresión ante extraños (por el esfuerzo en hacerse entender mejor) que en ambientes familiares.
Podemos observar los distintos tipos de tartamudez desde varias perspectivas que aquí sólo nombraremos:
- Desde una perspectiva sintomatológica.
- Desde una perspectiva etiológica.
- Desde una perspectiva evolutiva.

Disfasia. Manifestaciones.

En esta entrada explicaremos las distintas manifestaciones de la disfasia:
  • Manifestaciones lingüísticas:
Existen varias propuestas, pero nos vamos a centrar en la que hacen Rapin y Allen (1983), por parecernos la más completa. Señalan seis categorías:
 a) Agnosia verbal auditiva. Caracterizada por una incapacidad para decodificar la fonología. El sujeto entiende poco o nada de lo que se le dice. Su expresión es nula o casi nula. Puede desarrollar un lenguaje gestual. Es un cuadro asimilable a los descritos bajo las denominaciones de afasia congénita mixta o sordera verbal.
 b) Dispraxia verbal. El sujeto presenta una compresión normal, o casi normal, pero con enormes dificultades en la organización articulatoria de los fonemas y de las palabras. Afecta también a la prosodia. Los enuncia dos se limitan a una o dos palabras, difícilmente inteligibles. En su límite extremo el sujeto es completamente mudo, y en este caso sería asimilable a los cuadros de afasia congénita expresiva o audio-mudez dispráxica.
c) Déficit de programación fonológica. Como en el anterior, la comprensión es relativamente normal pero, en este caso, existe una cierta fluidez de producción, aunque con muy poca claridad, lo que hace casi ininteligible a estos niños.
 d) Déficit fonológico-sintáctico. Corresponde al cuadro clásicamente descrito como disfasia. Estos sujetos presentan una mejor comprensión que expresión, pero les cuesta entender cuando el enunciado es largo o incluye estructuras complejas. En expresión, destacan sus dificultades de articulación, de fluidez, uso de nexos y marcadores morfológicos por lo que la sintaxis resulta rudimentaria. A veces la formación secuencia1 de los enunciados resulta laboriosa.
 e) Déficit léxico-sintáctico. Presentan dificultades de evocación y estabilidad del léxico. Pueden comprender palabras sueltas pero no frases. La expresión se caracteriza por la abundancia de muletillas, interrupciones, parafasias, perífrasis y reformulaciones. La calidad de la expresión empeora cuando tienen que expresar enunciados más complejos que los simples diálogos cotidianos.
f) Déficit semántico-pragmático. Caracterizado por un déficit importante de comprensión de las raciones, si bien entienden palabras aisladas y frases sencillas. Destaca, sobre todo, la falta de adaptación del lenguaje del sujeto al entorno interactivo, resultando los ajustes pragmáticos a la situación o al interlocutor deficientes.

  • Manifestaciones no lingüísticas
Hacen referencia a otras alteraciones del desarrollo muy frecuentes en los niños con disfasias. Los aspectos más destacados:
 a) Aspectos cognitivos. Llaman la atención las dificultades en la memoria a corto plazo y el procesamiento secuencial, en la estructuración del tiempo y el espacio y en el juego simbólico.
 b) Aspectos perceptivos. Sobre todo, tienen problemas en la discriminación de estímulos auditivos, necesitan mayor tiempo de latencia para responder y más tiempo en la presentación de estímulos.
 c) Aspectos psicomotores. Algunos pueden presentar acompañando al retraso del lenguaje dificultades práxicas, alteraciones en el proceso de lateralización e inmadurez de las destrezas motoras aunque, a decir de Engel y cols. (1999), hoy estos aspectos son discutibles.
 d) Aspectos conductuales. Alteración de la capacidad de atención, hiperactividad y en algunos casos alteración de las relaciones afectivas y del control de las emociones.
En la actualidad, la naturaleza unidireccional o bidireccional de las relaciones entre las manifestaciones lingüísticas y no lingüísticas de estos niños es un problema para el cual no existe una contestación definitiva.

Para detectar la disfasia se suelen combinar test o escalas con el análisis de registros del lenguaje espontáneo. Las escalas para estos casos cuyos déficits son tan importantes, nos sirven más para sistematizar nuestras observaciones que para conseguir una evaluación en términos cuantitativos, debido a la frecuente heterogeneidad de la evolución de estos niños. El primer paso en el proceso de diagnóstico, consistirá en averiguar si nos hallamos ante un trastorno general (puede tratarse de un trastorno más general de la patología infantil que cursa con alteraciones del lenguaje) o ante un trastorno especifico. Es decir, se trata en un primer momento de diferenciar el cuadro de otras entidades patológicas susceptibles de explicar también una parte o la totalidad de los síntomas.
Es difícil ofrecer un modelo único de intervención para una dificultad que adopta formas tan diversas. Cada niño y su necesidad es un caso distinto y sus síntomas pueden manifestarse de diferentes maneras. Resulta muy práctica la propuesta que hacen Monfort y Juárez en su libro “Los niños disfásicos”, presentan tres niveles fundamentales:
1.- El primer nivel es el de la estimulación reforzada y consiste en la presentación de los estímulos comunicativos y verbales naturales en un entorno facilitador, incrementando su estabilidad y aumentando la intensidad de las interacciones que se establecen con los adultos, con los otros niños, etc.
2.- El segundo es el nivel de reestructuración que incluye las estrategias dirigidas a facilitar la entrada y salida de la información en los niños disfásicos, es decir, las que mejorarán el input y el output.
3.- El tercer nivel se corresponde con la introducción de los sistemas alternativos de comunicación. Cuando observamos que la comunicación verbal no es posible o se limita a unos niveles rudimentarios que contrastan con las necesidades y el grado de desarrollo general del niño, se introducirá algún sistema alternativo que, en unos pocos casos, será la solución definitiva pero que, en la mayoría de ellos, se transformará poco a poco en un sistema aumentativo, integrándose entonces en el conjunto de medidas previstas por el segundo nivel.

Disfasia

En esta entrada haremos referencia a la “disfasia”. En primer lugar comenzaremos definiendo este trastorno, más tarde pasaremos a la sintomatología, es decir, como detectar el problema, luego los tipos y por último el tratamiento más adecuado a seguir. En la práctica diaria en las aulas, nos surgen dudas cuando nos encontramos ante niños que no desarrollan adecuadamente su lenguaje, que lo hacen más lentamente que otros, que no hablan o apenas lo hacen. Nos preguntamos acerca de cuándo es necesaria una observación e intervención  especializada de un especialista logopeda o profesor de audición y lenguaje. El desconocimiento sobre la posible gravedad del problema nos genera normalmente intranquilidad. La característica fundamental de este trastorno es que no puede explicarse por déficits intelectuales, sensoriales o conductuales.


Como señala Crystal, el término “disfasia infantil se aplica por regla general a “los niños que, por alguna razón, han fracasado totalmente en el desarrollo del lenguaje, que lo han hecho sólo parcialmente o que se han desviado del curso normal (de tal desarrollo)”. Más concretamente suele afirmarse que se trata de casos en los que la alteración en el desarrollo lingüístico no puede atribuirse a causas obvias como la sordera, el retraso mental, alguna dificultad motora grave o desórdenes emocionales o de personalidad.
Desde un punto de vista educativo, clínico y científico, resultan poco útiles, y son preferibles los intentos de definir la disfasia infantil en base a un conjunto de manifestaciones o alteraciones, lingüísticas y/o no lingüísticas, que pueden ser observadas y descritas objetivamente. Sin embargo, no todos los autores están totalmente de acuerdo con esto. Crystal por ejemplo opta por una definición muy restrictiva de la disfasia. En su libro de 1983 identifica únicamente como disfásicos aquellos casos en los que la alteración o retraso del lenguaje afecta el ámbito de la gramática y la semántica, pudiéndose manifestar también en el lenguaje escrito de los sujetos, pero en los que no se observarían alteraciones en otros procesos psicológicos.
Describiremos en primer lugar las principales manifestaciones lingüísticas y en segundo lugar algunas manifestaciones no lingüísticas.
Puede aparecer en otras patologías la deficiencia mental, sordera, autismo o psicosis que puede ir acompañado de otras alteraciones lingüísticas, como alteraciones de la comunicación, falta de desarrollo del juego, problemas de memoria, atención, hiperactividad, etc.


Existen dos tipos de manifestaciones:
- Manifestaciones lingüísticas.
- Manifestaciones no lingüísticas.


Disartria. Tipos.

TIPOS DE DISARTRIAS

1 - Por lesiones en el SNC.
·         Disartria flácida. Lesión localizada en la neurona motriz inferior.  Sus características son:
-              Alteración del movimiento voluntario, automático y reflejo, este último provocado por una flacidez y parálisis con disminución de reflejos musculares, lo que, a su vez provoca una atrofia de las fibras musculares.
-              Debilidad o fatiga durante el ejercicio.
-              Posible afectación de la musculatura respiratoria, lo que implica alteraciones respiratorias y una respiración rápida y superficial. Hipernasalidad.
-              Afectación de los movimientos del paladar.
-              Disminución del reflejo de náuseas.
-              Afectación de la lengua, lo que provoca una deglución dificultosa.
-              Debilidad de las cuerdas vocales, paladar y laringe.
-              Voz ronca y poco intensa.
-              Articulación consonántica distorsionada.
·         Disartria espástica. Afectación a nivel de la neurona motriz superior. Características que presenta:
-              Debilidad y espasticidad en un lado del cuerpo, en los músculos distales de las extremidades, la lengua y los labios, sin embargo, no hay atrofia de fibras musculares.
-              Resistencia al movimiento pasivo de un grupo muscular.
-              Los reflejos de estiramiento muscular, están exagerados.
-              Presencia de reflejos patológicos y se asocia a patologías, como: encefalitis, esclerosis múltiple, traumatismos craneales...
-              La respiración y la fonación no suelen afectarse.
-              Disfunción articulatoria.
-              Frecuente alteración del control emocional.
-              Emisión de frases cortas.
-              Voz ronca. Tono bajo y monótono.
-              Lentitud en el habla.
-              En ocasiones se producen interrupciones tonales o de la respiración.
-              La articulación consonántica suele ser precisa pero, a veces, se producen distorsiones vocálicas.
·         Disartria atáxica. Se produce por la afectación del cerebelo, que regula la fuerza, velocidad, duración y dirección de los movimientos ocasionados en otros sistemas motores. Sus características más comunes son:
-              Hipotonía de los músculos afectados.
-              La dirección, duración e intensidad de movimientos son lentos y débiles.
-              Posible irregularidad de los movimientos oculares.
-              Disfunción faríngea caracterizada por una voz áspera y una monotonía en el tono.
-              Disfunciones articulatorias mediante distorsiones.
-              Alteraciones prosódicas por énfasis en determinadas sílabas.
2 - Por lesiones en el sistema extrapiramidal.
·         Hipocinéticas (enfermedad de Parkinson). Características que presenta:
-              Movimientos lentos, limitados y rígidos.
-              Movimientos repetitivos en los músculos del habla.
-              Voz débil, articulación defectuosa, falta de inflexión.
-              Frases cortas.
-              Falta de flexibilidad y control de los centros faríngeos.
-              Monotonía tonal.
-              Variabilidad en el ritmo articulatorio.
·         Hipercinéticas. Todas las funciones motrices básicas (respiración, fonación, resonancia y articulación) pueden estar afectadas de forma sucesiva o simultánea. Trastornos característicos de las hipercinesias:
Coreas.
-              Movimientos irregulares e involuntarios, lentos o rápidos, de uno o varios músculos.
-              Tono muscular bajo.
-              Trastornos de la coordinación.
-              Alteraciones del habla.
-              Hiperdistorsión de vocales y uso de frases cortas.
-              Producción oral irregular y prosodia afectada.
Atetosis.
-              Movimientos involuntarios y lentos en la articulación.
-              Problemas respiratorios y de la fonación (voz ronca).
-              Habla distorsionada y tono monótono.
Temblor. Es una forma rítmica de movimiento anormal.
-              Interrupciones en la emisión de la voz.
Distonía. Es un movimiento involuntario anormal, relativamente lento y sostenido.
-              Alteraciones prosódicas.
-              Discriminación en la altura tonal.
-              Inspiraciones audibles.
-              Temblor de la voz.
3 - Mixtas.
La disfunción del habla es el resultado de la combinación de las características propias de los sistemas motores implicados.